Pintura acrílica
- Fabiola Méndez
- 8 ene 2017
- 1 Min. de lectura
Conocer los materiales con los que deseas trabajar es muy importante, no solamente porque tus trabajos tendrán la calidad que deseas sino porque también ahorrarás tiempo y dinero. En el caso de las pinturas acrílicas, es importante diferenciar los distintos tipos de "viscosidades" ya que, esto te permitirá crear diversas técnicas de aplicación de la pintura sobre lienzos y otras superficies.
¿Y qué es la viscosidad? La viscosidad no es otra cosa que el grosor de la pintura y es posible encontrar acrílicos con viscosidades diferentes. Seleccionar una u otra, dependerá en gran medida de lo que desees hacer y la técnica que prefieras usar.
Por ejemplo, las pinturas de cuerpo suave son cremosas, con una baja viscosidad y son muy fáciles de mezclar porque son más líquidas. Este tipo de viscosidad es ideal si quieres aplicar diferentes capas de pintura sin protuberancias. Se secan muy rápido.
Existen también los acrílicos con media viscosidad, puedes diluirlos con agua o con gel de empaste para que el acrílico sea más espeso. Es el tipo de acrílicos que más utilizo porque sirve para trabajar con muchas técnicas.

Si lo que te interesa es aplicar capas gruesas de pintura y trabajar con diferentes texturas sobre el lienzo, los acrílicos con alta viscosidad son los más recomendados. La pintura permanece exactamente en el lugar donde la has aplicado, conservando las marcas del pincel o del instrumento que utilices. Estos acrílicos tardan más tiempo en secarse que las pinturas de cuerpo suave.
Aventúrate a la experiencia de pintar no sólo con pinceles sino con otras herramientas como esponjas, peines, cepillos, espátulas... son infinitas las posibilidades que tienes para empezar a crear.
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